La percepción del suspense

¿A cuántos nos ha pasado que cuando estamos leyendo un novela de suspense, nuestros sentidos se despiertan y creemos formar parte de esa misma historia?

Es lo que tiene el suspense; genera un efecto psicológico hipnotizador.  Inconscientemente retienes la respiración, agudizas el oído y borras cualquier rastro de tu realidad. Su poder devastador consiste en centrar la atención en los temores de los personajes y tratarlos con suficiente delicadeza como para que el lector consiga empatizar con ellos, los protagonistas.

Siempre se ha dicho que leer activa el cerebro pero hoy iremos un poco más allá.

Vivimos en la novela

Había una vez una joven  que vivía obsesionada con las novelas de suspense. Tanta era su enfermedad, que su vida pasaba inadvertida mientras su mente se enfrascaba en las páginas de las historias de sus escritores favoritos.  Se había perdido el verano y el invierno galopaba invisible difícil de ser descubierto...
Podría ser el inicio de un cuento infantil lleno de aventuras pero no lo es; es tan real como la vida misma. Y es lo que demuestra un estudio del Instituto de Tecnología de Georgia: Los lectores se sienten transportados a la narración.
Según esta investigación, en los momentos en los que el suspense es máximo, el cerebro estrecha el campo de visión personal y centra su atención en la historia. Científicamente, queda comprobado al revisar el flujo y reflujo de la actividad cerebral en la cisura calcarina ¿¿Queeé?? No pasa nada, ahora lo entenderás todo. Esa zona es la primera área del cerebro que recibe y procesa la mayor parte de la información visual. Cuando leemos una novela de suspense y sentimos que la intriga esta en su momento clímax, se reduce la actividad en la cisura y crece la relativa a las áreas centrales de procesamiento. De este modo, nuestro cerebro ignora el contenido visual que no le interesa.

El mejor equipamiento deportivo es una buena novela

Al mal tiempo, buena cara. Así que, como yo vivo en el país de la lluvia mis zapatillas se han convertido en unos buenos libros de suspense.
Plos one publicó el pasado año un artículo sobre un estudio realizado por la Universidad de Berlin en la que centraba su atención en la cantidad de actividad cerebral que genera leer una novela de suspense ( y, bajo mi punto de vista, cualquier novela en este caso).
Los investigadores reunieron a un grupo de 23 personas las cuales tuvieron que leer un pasaje de la novela "El hombre de la arena" de E.T.A Hoffman. Mientras leían, se tomaron imágenes de su funcionamiento cerebral (resonancia magnética) y se detectó que la historia había impulsado actividad en muchas áreas del cerebro tales como la corteza frontal medial, frontales bilaterales, corteza premotora lateral y zonas temporales y posterior..... Casi nada.

La mejor adicción... el suspense

Uno podría pensar que el placer y el miedo son incompatibles. Nadie en su sano juicio afirmaría que encuentra placer en el padecimiento del miedo pero... Si negamos tal cosa es que no sabemos muy bien quiénes somos.
El hombre, por regla general huye de las situaciones peligrosas pero ¿Y si el peligro no nos atañe a nosotros? Las novelas de suspense en donde podemos sufrir por el protagonista; donde se recopilan momentos de tensión y situaciones de vida o muerte y donde podemos anticiparnos a los sucesos inminentes, nos proporciona el pasaje perfecto para descubrir que sí disfrutamos con el miedo y el suspense.
 ¿Por qué el suspense engancha? La respuesta es simple: adrenalina y dopamina. Nuestro cuerpo responde segregando estas dos sustancias fuertemente adictivas y vinculadas a la euforia.
Perdemos la noción del tiempo y nuestra propia personalidad, convirtiéndonos en los protagonistas  de las novelas.

Si queréis experimentar todas estas sensaciones, aquí os dejo alguna recomendación de novelas de suspense:

• El último adios (Kate Morton)
• La verdad sobre el caso Harry Quebert (Joël Dicker)
• El pantano de las mariposas (Federico Axat)
• La chica del tren (Paula Hawkins)
• El juego de ripper (Isabel Allende)